viernes, 23 de mayo de 2008

SALEN LOS LIBROS A LA CALLE EN BUSCA DE LECTORES

TIJUANA.- La oferta va desde un best-seller hasta un clásico imprescindible y desde un recetario de cocina hasta un texto de superación personal, con una universalidad de temáticas que hacen de la XXVI Feria del Libro de Tijuana un espacio difusor de cultura por excelencia.

“La Feria del Libro vale la pena por sí sola, no es que tengamos que buscar los resultados más mercantiles posibles, lo que hay que ver es que la feria tiene una función de divulgación”, comentó Alfonso López Camacho, presidente de la Unión de Libreros de Tijuana.
Desde el 2001, la máxima fiesta librera se lleva a cabo en la avenida Revolución, entre las calles Séptima y Octava, pero esta vez tiene una forma de escuadra, ya que se ha extendido sobre la calle Séptima en dirección a la avenida Madero debido a la cantidad de conferencias, exposiciones, números artísticos y módulos que ofrece.
A diferencia de otras ciudades donde las expositoras son las casas editoriales, en Tijuana los protagonistas son los libreros, por eso, al recorrer las decenas de módulos de exhibición el visitante observa los nombres de las grandes y pequeñas librerías de la ciudad.
Pero no solamente se encuentran los libreros locales, ya que también están algunas casas editoriales invitadas y otros negocios relacionados directa o indirectamente con los libros.
Otro atractivo que tiene la XXVI Feria del Libro de Tijuana es que ciertas cadenas de librerías ofrecen descuentos de 10 y 20 por ciento en su bibliografía, una oferta que es exclusiva para este espacio, ya que en sus sucursales se mantienen los precios normales.
Una de las ventajas de este evento es que el lector no tiene que desplazarse de librería en librería en busca de un título, pues aquí se encuentran módulos de la mayoría de estos negocios y en un punto accesible para automovilistas, peatones y usuarios del transporte público, lo que puede significarle ahorro de tiempo y dinero.
“La feria es algo tan activo como el propio librero, ésta cumple un papel social que es sacar el libro a la calle, al encuentro con la gente, a vincularlo con la ciudad”, explicó López Camacho.
En ese afán de cumplir con su función, la Feria del Libro tijuanense ha sido trashumante por necesidad.
Inició en la calle Octava, entre las avenidas Revolución y Madero en el Centro; la tercera edición se realizó en Plaza Río; después se trasladó al Centro Cultural Tijuana (Cecut); luego a Palacio Municipal y desde hace siete años ha regresado a la zona central.
José Luis Sánchez Macías, estudiante de Comunicación de la UABC, no perdió tiempo y apenas inaugurada la fiesta de los libros llegó a visitarla para enterarse de la magnitud del acervo bibliográfico que puede encontrarse en Tijuana.
“La feria está bastante completa, creo que volveré para traer a más personas y que vean todo lo que hay”, comentó el universitario, luego de presenciar un número musical inaugural titulado “Aquí empieza la patria”, el cual fue interpretado por el Mariachi Águila y el coro infantil del colegio Mentor Mexicano
“Todo lo que hay” se debe a que la XXVI Feria del Libro es bicéfala, ya que por un lado los libreros ponen la bibliografía, mientras que el Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC) aporta el elemento humano, la organización, los recursos y la parte complementaria que son las actividades artísticas.
Así que, leer clásicos, imprescindibles, best-sellers, esoterismo, naturismo, salud alternativa, indigenismo, ideologías, religiones, biografías, filosofía, historia, misticismo y cualquier rama de la cultura, estará al alcance en un mismo espacio entre el 23 de mayo y el 1 de junio.

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