martes, 23 de septiembre de 2008

Custodios calcinados durante el motín sangriento: PGJE

TIJUANA.- El procurador general de Justicia de Baja California, Rommel Moreno Manjarrez, reconoció que podría haber custodios entre las 22 personas que murieron durante dos motines suscitados en la Penitenciaría de la Mesa en Tijuana el 14 y 17 de este mes..

Asimismo, admitió la posibilidad de que cinco reclusos se fugaran, además de otros que se habían evadido aprovechando la confusión de los motines pero que fueron reaprehendidos poco después.
Un día posterior a la primera asonada, las autoridades penitenciarias habían constatado la "ausencia" de al menos 40 internos, pero después de la segunda revuelta se desconoce cuántos faltan.
Aseguran que quienes se consideran "desaparecidos" actualmente podrían encontrarse en las celdas pues no todos han sido censados, pero también admitieron que algunos podrían estar muertos y sus cuerpos entre los escombros, o ser parte de las evasiones.
Sobre la crisis en el penal, el procurador reiteró que la violencia fue producto de confrontaciones entre grupos internos que pertenecen al crimen organizado; incluso responsabilizó al líder de una de las bandas denominada "los sureños" de ser "el artífice de la insurrección".
Se trata de Víctor Eduardo Aguilar Sánchez, alias "el Perro", quien antes del segundo motín fue trasladado al penal de mediana seguridad de El Hongo en Tecate, desde donde supuestamente ordenó a sus cómplices que se encontraban en La Mesa matar a varios internos del bando contrario.
"Los sureños" se enfrentaron a "los Paisas" y el choque provocó la segunda revuelta, según el procurador, pero no confirmó si los internos usaron armas de fuego, ya que sólo a siete de los fallecidos se le encontraron restos de pólvora o evidencias de que habían disparado.
En cambio, la mayoría de los muertos cayeron por armas de fuego y sólo un policía resultó lesionado de bala.
Sin embargo, el procurador admitió que el primer motín se suscitó a consecuencia del homicidio de un recluso a manos de custodios. Ese día los sublevados denunciaron prácticas de tortura y malos tratos, así como abusos a los visitantes.

Peritaje complicado
Justificó que el escenario se encuentra totalmente alterado durante y después de ambas revueltas y por ello han retrasado los resultados de los peritajes. Incluso aún se desconoce el número total de fallecidos y no se ha determinado la identidad de algunos occisos y heridos, pues parte de los archivos fueron destruidos.
Esta misma situación ha impedido conocer si hay reos evadidos, pues todavía no se ha logrado hacer una lista completa de los que se encuentran en el penal, sumados a los que fueron heridos, muertos y más de 200 trasladados a las cárceles de El Hongo, Ensenada, Mexicali, en Baja California, y el Altiplano en el Estado de México.
En el lugar se localizaron hasta el domingo casi 500 cartuchos calibres .223 y 9 milímetros que se utilizan en las armas de cargo de policías municipales y custodios, pero también hay casquillos 7.62 x 51 que abastecen los rifles G-3, en poder de elementos de la Policía Federal y la Estatal Preventiva.
Entre los escombros han encontrado huesos humanos que podrían pertenecer a más de una persona, pero su identificación es muy complicada debido a que están calcinados. En cuanto se manipulan prácticamente se desintegran, explicó uno de los peritos que pidió anonimato.
Moreno Manjarrez admitió que entre estos restos podría encontrarse al menos un custodio que según declaraciones de los reclusos fue incinerado durante las revueltas.
De acuerdo con datos oficiales, 20 internos fallecieron durante los motines (tres en el primero y 17 en el segundo), pero días después murieron otros tres, lo que da un saldo total de 23.
Sin embargo, no se han contabilizado los restos óseos que se localizaron entre los escombros de la penitenciaría destruida, y tampoco se ha descartado que puedan encontrar más cuerpos.

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