martes, 30 de marzo de 2010

Ganó el desmadre

Por Ángel Ruiz (la-Ch.com)
Las campañas para suceder al alcalde Jorge Ramos ya empezaron y los panistas lo saben. Su verdadera contienda es la interna, pues una vez que se elija a un candidato prácticamente no tendrá competencia para llegar al poder. El debate de ayer fue una demostración de la ruptura del panismo y sus grupos enfrentados en la carrera hacia la Presidencia Municipal.

Desde minutos antes de la hora programada para el debate (19:00) dentro del recinto del hotel Camino Real comenzó a correr el rumor de que los precandidatos Javier Castañeda y Alejandro Monraz se habían "rajado" al no encontrar las condiciones para una competencia justa ante el apoyo de las estructuras del gobierno hacia Carlos Torres. Una hora después de lo acordado, ahí estaban los tres en el templete.
"¡No a la imposición!" fue el grito con que fue recibido Carlos Torres al momento de tomar por primera vez el micrófono. Esa consigna marcaría el tono del evento a lo largo de las casi dos horas de duración, donde prevalecieron los insultos, las interrupciones, los abucheos y los enfrentamientos verbales sobre todo entre los seguidores de Monraz y Torres.
La gente de Castañeda mostró desde un principio un entendimiento con la porra de Monraz para atacar a Torres y a sus seguidores, incluso compartían propaganda, ya que había panistas que portaban, por ejemplo, una camiseta de Castañeda y una pañoleta de Monraz.
Los ánimos estaban exacerbados, la mediadora del debate -la periodista Roxana Di Carlo- se cansaba de llamar a la calma y pedir respeto a los precandidatos, pero las manifestaciones a favor y en contra no cesaron todo el tiempo y a la menor provocación.
Monraz atacaba una y otra vez a Torres, sin mencionarlo por su nombre, tratando de reforzar la idea de que es el aspirante oficial del poder, aquel que les quieren imponer a los panistas mediante presiones a los empleados de gobierno a quienes obligan a apoyar a un precandidato y a asistir a eventos para demostrar fuerza a su favor.
"No se requiere ser amigo del presidente para conseguir recursos", lanzaba Monraz en alusión a la amistad de Torres con Felipe Calderón, causando el festejo de sus incondicionales;
"Existen candidatos que cada vez que no le favorecen los resultados..." respondía Torres en referencia a los cuestionamientos de Monraz.
Lo que decía Monraz atizaba el enfrentamiento, la división entre los panistas: "¡no a la imposición!", "¡vendidos!", "¡borregos!", "¡buuuuu!", eran expresiones que inundaban el salón. Los panistas y las panistas perdían la compostura y a veces la cabeza.
Castañeda fue quien originó el momento más tenso y a punto estuvo de causar la suspensión del evento cuando respondió a una provocación de una militante blanquiazul, quien desde la cuarta fila le gritó: "¡vete al PRI!", el peor insulto que puede recibir un panista.
Castañeda aprovechó el micrófono y la regañó diciéndole que esa no era una actitud de un verdadero panista, el salón se volvió loco, las consignas, los insultos estallaron de todas partes, la prensa quería show y enfocaba sus cámaras a la provocadora.
Ante el descontrol de las porras de los precandidatos, Sergio Delgadillo, quien llevaba el orden de las preguntas en una hoja, le consultó al dirigente panista local Rodrigo Robledo si suspendían el derecho de réplica para evitar más ataques entre los aspirantes y atenuar el encono.
El debate trató de seguir su programa, pero finalmente tuvo que cortarse antes de tiempo, pues ya no había nada que debatir, cada grupo llegó simplemente para apoyar incondicionalmente a su favorito, qué importaba lo que se dijera, sólo había que demostrar fuerza. Las propuestas pueden esperar si lo que se juega es el poder por el poder.

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