viernes, 19 de noviembre de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* Igual que Pacuiao
Por Gilberto Lavenánt

Guardadas las proporciones, y aunque no es un asunto deportivo, el jóven abogado tijuanense, José Angel Peñaflor Barrón, le dió una felpa, tunda. Tranquiza o vapuleada jurídica, social y política, al Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, incluyendo al aún Alcalde Jorge Ramos, y a varios más que les acompañan en esta aventura, al lograr, por la vía del amparo, que una juez federal concediera la suspensión definitiva de todo acto relativo al proyecto del llamado Zócalo 11 de Julio.
Si, ese proyecto de Osuna Millán, en conjunto con Ramos Hernéndez, pero que promovía la señora Carolina Aubanel Riedel, como Presidente de un patronato, para darle visos de acción ciudadana, con el que se ha pretendido ¨sembrar¨ una enorme plancha de concreto, en donde actualmente se encuentra el Parque Central Benito Juárez, ubicado en la Zona Rio, entre los edificios del Palacio Municipal y el del Gobierno del Estado.

Parecía que se saldrían con la suya, los promotores del proyecto. Dada la investidura de los autores del mismo, se antojaba difícil la derrota.

Pero, como dicen, entre más altos, la caída es más fuerte y dolorosa.

Además, parecía inútil la presencia de grupos de ciudadanos, vigilando que no se talaran los árboles del parque. No faltó quienes lo calificaran de un movimiento político. Pero al final, lograron el triunfo, en base a su persistencia y al apoyo del jóven abogado, el autor de esta victoria jurídica, política y social.

Igual que Pacquiao a Tony Margarito. En el asunto de los pugilistas, parecía imposible que un hombrecito, pudiera aniquilar al ¨tornado de Tijuana¨. Pero terminó, como en el chiste de alguien que refieren que luego de la golpiza, simplemente preguntaba : -Alguien tomó las placas del camión que me atropelló ?

Así pasó en este asunto de la llamada ¨Plaza del capricho¨. Boxísticamente hablando, se había ido por la vía larga, pero se dió algo así como un nocaut y los rivales cayeron a la lona, fulminados. Y ahí esperaron la cuenta completa.

Si alguien no conoce a este jóven abogado, Peñaflor, se ha destacado por combatir actos de autoridad, ilegales, arbitrarios, que posiblemente no le representen ingreso alguno, pero que le otorgan una enorme satisfacción y prestigio profesional.

Como Pacquiao, es delgado, de estatura media, de personalidad modesta, nada ostentoso, un tanto reservado, pero evidentemente muy estudioso y valiente, pues no se asusta, ni con la estatura política del rival, ni aunque sean muchos.

La lucha no fue fácil. En el escrito inicial de demanda de amparo, se narran todas las peripecias que padecieron, ante autoridades estatales y municipales insensibles, que regatearon o escondieron la información básica, importante.

Pero, golpe a golpe, uno tras otro, igual que Pacquiao a Tony Margarito, Peñaflor los fue minando, doblando. Cuenta que tubo que promover entre 10 a 15 amparos, para arrancarles la documentación y constancias de los actos ilegales en que incurrieron en torno a este proyecto.

Al final, cayeron.

Se acreditó, fehacientemente, que el proyecto de el zócalo, no solo era un capricho, una aberración, sino algo totalmente ilegal, pues se trataba de ceder a particulares un bien público, de uso común, cambiando el uso del suelo, destruyendo edificios públicos y talando árboles.

Ciertamente, los ciudadanos que llevaron a cabo la defensa del Parque Benito Juárez, tienen un mérito enorme, por el tiempo que han permanecido ahí, a la intemperie.

Como también tiene su mérito la Lic. Rosa Eugenia Gómez Tello, Juez Décimo Tercero de Distrito, quien ha atendido el correspondiente juicio de amparo y dictó la resolución, concediendo la suspensión definitiva. Aunque su función y obligación es precisamente impartir justicia, y en este caso velar por la constitucionalidad de los actos de gobierno, actualmente, en México, sin duda alguna hay muchos juzgadores que les tiembla la mano cuando están de por medio políticos de determinado nivel, como lo es un Alcalde o el Gobernador del Estado.

Pero definitivamente el personaje central de esta historia es el jóven abogado, José Angel Peñaflor, que además ha establecido un precedente sumamente interesante. La fuerza política y económica de los promotores de el zócalo, asemejaba a un enorme roble. Parecía que no caería, pero cayó.

Ya habrá oportunidad de comentar aspectos interesantes de la demanda de amparo, cuyos argumentos servirán de base para impugnar otros actos de autoridad, quizás de menos relevancia, pero igual de absurdos y aberrantes, como el camellón instalado por el Alcalde Jorge Ramos en el Boulevard Agua Caliente, para ¨regalarle¨ a su sucesor, Carlos Bustamante Anchondo, dos carriles de circulación para uso exclusivo de su empresa hotelera.

Ese será el siguiente asunto que manejará Peñaflor, y tiene confianza en ganar. Igual que Pacquiao.

gil_lavenant@hotmail.com

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