domingo, 26 de diciembre de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* El “Reality-Show”
Por Gilberto Lavenánt
Sin duda alguna, uno de los eventos que más se recordará, de lo ocurrido en este 2010, lo será el caso del supuesto secuestro del ¨Jefe Diego¨. Empezó como un drama, quizás el más relevante, de la inseguridad pública de México, y terminó convertido en un pésimo ¨Reality-Show¨ político.
Pasó, como en las telenovelas de bajísimo nivel económico y por lo tanto de pobre formato y calidad. Inician impactando al público televidente, que aún a sabiendas de que se trata de simple actuación, diariamente, a medida que avanza, viven pendiendo de un hilo, por la emoción, la incertidumbre, las ansias por querer conocer anticipadamente el final. Pero es precisamente el final el que decepciona. Burdo, pésima actuación del protagonista y un guión que permite traslucir toda la maniobra tras la escenografía.

Lo más sobresaliente de este ¨Reality-Show¨, que para empezar no estuvo a la vista del público espectador, durante el tiempo de la supuesta privación de la libertad del político panista, Diego Fernández de Cevallos, fue el resultado del presunto exsorcismo que se le practicó.

Efectivamente, el nefasto, soberbio, egoísta, manipulador, traficante de influencias a gran escala, ególatra, radical, desapareció 7 meses y regresa disfrazado de ¨Teresa de Calcuta¨, dicho con todo respeto. Papel que no le queda, obviamente, que evidencia la farsa, la simulación. Al diablo, aunque le vistan de hábitos, no puede ocultar su rostro diabólico, los cuernos, la cola y los pies de cabro…

Aunque con un discurso muy estudiado, con aparente pose de clérigo revolucionario y luchador social, que le hacen ver como un verdadero hipócrita, Diego regresa no del destierro, o de un encierro obligado, sino presuntamente de un retiro espiritual, o quizás de una isla paradisiaca, en la que padeció tanto tiempo, acompañado de hermosas mujeres. Qué sufrimiento. Horrible, por supuesto.

No presentaba ni un solo rasgo, que hiciera constar o evidenciara el supuesto secuestro. Salvo la excesiva barba, lo demás indicaba que la pasó muy bien durante su ¨secuestro¨. Quizás, a partir de Diego, será un lujo que cualquier magnate podrá darse. Se ausentan, en medio de un supuesto drama, permanecen fuera del alcance de cobradores y críticos, teniendo en angustia a familiares, amigos y enemigos, y luego retornan, renovados, con el cútis bien cuidado, desintoxicados, a reintegrarse a la sociedad que les detesta y a la que tanto daño le han hecho, cobijados con piel de oveja.

Pero lo que le falló al ¨Jefe Diego¨, quizás por su carácer recio, mandón, fue el guión del final de su supuesto secuestro y su retorno a la libertad. Todo fue tan mecánico, pero tan burdo o descarado, que careció por completo de naturalidad. De inmediato se percibía que no había nada de realidad en ello. Ni rasguños, ni sucio, ni traumas, Simplemente discurso nuevo.

Y aquí lo mediático. La mayoría de los analistas, Reporte Indigo publica un breve pero contundente análisis sobre los detalles de su liberación, coinciden en señalar que el supuesto secuestro de Diego Fernández de Cevallos solo fue un medio, para lograr un fin : prepararse para sacrificarse como candidato del PAN a la Presidencia de la República en el 2012. De antemano podría decirse que de ocurrir tal, el título de la película presidencial sería : ¨El bello y el bestio¨, o ¨El guapo y el feo¨.

Este tipo de ¨secuestros mediáticos¨, que inician con el caso de Fernández de Cevallos, es una más de las modalidades de los ¨Reality-Shows¨ que han surgido y siguen proliferando en todo el mundo. Los ha habido de todo tipo. Artistas, cantantes, gordos, flacos, empresarios y en días pasados causó asombro que una cadena televisiva estadounidense está preparando uno sobre prostitución.

Es evidente la falta de ingenio o creatividad de los panistas, en su desesperación por recuperar los espacios políticos perdidos, que les auguran la pérdida de la Presidencia de la República en el 2012. Tratar de transformar a Diego, de diablo, a un santo, no solo es imposible, sino aberrante.

Por el momento, este asunto solo quedó en un simple distractor. Tanto al inicio, como al final. En el inicio, un drama, en el que Diego era la víctima, al final, una simple farsa, en la que Fernández de Cevallos resultó un pésimo actor, un farsante.

Aún falta año y medio para que surjan los destapes de los contendientes para la presidenciable y nadie tiene nada seguro. Aún hay tiempo para nuevos ¨Reality-Shows¨ como el de Fernández de Cevallos. Impuso la moda, así es que en adelante, todo se puede esperar.

Así es que esperemos el desarrollo del 2011, durante el que surgirán muchas pistas, para tratar de saber quien puede ser el elegido en el 2012. Ojalá que no se haga de la próxima gestión presidencial, un simple ¨Reality-Show¨que se prolongue durante seis años¨. Mero simulacro, lleno de farsas y figurines.

gil_lavenant@hotmail.com

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