En su edición del lunes en el diario el mexicano se publica una entrevista al alcalde de Playas de Rosarito, Silvano Abarca Macklis, en las que acusa de forma directa, sin rodeo alguno, a los alcaldes de anteriores gobiernos municipales de haberse coludido con el crimen organizado, permitiendo con ello su penetración en sus administraciones y en la corporación policiaca preventiva, dando por resultado muchos muertos.
El primer edil rosaritense acota estas delictivas acciones al periodo comprendido entre el 2002 al 2004, que fueron los años en que pactaron y se infiltraron en las administraciones y la policía, y las consecuencias se vivieron del 2005 al 2007, lapso en el que la población y los gobiernos fueron atrapados de forma cruel, hubo muchos muertos, señala en sus declaraciones.
De acuerdo a la historia política de Rosarito, la acusación que lanza de forma abierta y directa Abarca Macklis, recae en los gobiernos de Enrique Díaz Félix, Antonio Macías y el primer año del de Hugo Torres Chabert.
La acusación es grave y debe de ser tomada en cuenta, ya que habla de gobiernos y personajes que emanaron de su partido político, el PAN, de actores que si bien no todos, la mayoría continúan en la función pública en alaguno de los órdenes de la administración pública, hecho que no abona a la ya de por si maltrecha imagen del PAN.
Sin embargo, lo peor de estos señalamientos es la incongruencia en que incurre como líder de la comuna rosaritense Silvano Abarca, ya que el edil al momento de declarar le fue infiel la memoria, o de plano le afloro un cinismo que hizo que no le importe, de que uno de sus acusados ocupa gracias a su voluntad, el segundo cargo en importancia en su gobierno, el Secretario de Gobierno, Fernando Serrano García.
Funcionario que se desempeño como director de la policía municipal en la administración que encabezo Enrique Díaz Félix, durante el periodo comprendido del 2001 al 2004, y teniendo como base los señalamientos acusatorios de Silvano Abarca, Serrano García, fue quien permitió, ya sea por instrucción de su jefe o por muto proprio, la infiltración del crimen organizado en la corporación policiaca bajo su mando.
Y es aquí, en este punto es en el que las palabras de Abarca Macklis, se tornan inverosímiles, además de irrespetuosas y ofensivas para sus conciudadanos, reflejan un doble discurso, con una hipócrita moral, ya que no puede ser admisible que a quien considera responsable de una acción lesiva a una entidad fundamental del gobierno local, lo haya colocado con la aprobación del cabildo, como el segundo hombre en importancia del poder político de su gobierno.
Lo anterior coloca al gobierno municipal y al mismo Abarca Macklis, en una situación critica de credibilidad y probidad ante los rosaritenses. Mantiene pese a sus propias acusaciones y señalamientos a Serrano García al frente de la Secretaria de Gobierno, o por cuestión de ética y moral política forzada por sus declaraciones, le solicitara su renuncia.
Pronto lo sabremos.
El daño está hecho.
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