Tal parece que la legisladora local Laura Torres Ramírez, ya encontró la fórmula para que las dirigencias, estatal y local del PRI le cumplan sus caprichos. Simplemente hace berrinche con su respectivo pataleo.
Acostumbrada a que no le digan que no, a que todos y cada uno de los militantes del PRI, hagan lo que ella ordena, y cuando está situación no se cumple, o alguien tiene la osadía de contradecir sus instrucciones, entonces la doble personalidad le aflora, esa en la que se despoja de su hipócrita careta de tolerancia y sensibilidad social y emerge la mujer intolerante, grosera, insensible, ambiciosa compulsiva, represora, vengativa y soberbia que oculta en lo profundo de su ser.
Como botón de muestra de nueva cuenta, se tiene la reunión semanal de los miembros del PRI rosaritense que celebran en sus instalaciones y en la que se dio la designación del nuevo titular de la secretaria de organisación, que recayó en el joven Salvador Sánchez, supliendo en el cargo a Samuel Paredes, quien llegó a esa cartera gracias al capricho de su protectora política, Laura Torres.
La legisladora al ser enterada de la infausta noticia, hizo su rabieta y se emberrincho, exigiendo de inmediato la reinstalación de su adoptado político dentro del comité municipal tricolor, capricho que de inmediato se atendió por parte de Nancy Sanchez y la profesora Blanca Avilés, lideres estatal y municipal, respectivamente.
Es obvio señalar que esta imposición genero el malestar de los presentes, quienes en un acto de protesta por la acción tomada por sus dirigentes sin ser consultada la militancia y sus sectores y vertientes, optaron por abandonar el recinto.
Este nuevo incidente expone el deterioro que se vive al interior del PRI rosaritense, organismo en el que no existe rumbo ni sentido político, disciplina, orden y especialmente, pragmatismo de sus líderes en la toma de decisiones, lo que va en detrimento de su capacidad de operatividad y competitividad para el próximo proceso electoral.
Lo anterior, hace mayor el descontento existente en la militancia priista por las equivocadas decisiones e imposiciones que se vienen realizando en perjuicio de su partido, como es el caso de Alejandro Cabrera, quien fue colocado en la secretaria general sin tener la capacidad, ni el trabajo político partidista que se requiere en el cargo, solo por satisfacer la conveniencia de unos cuantos, que ven en éste, a un individuo de fácil manipulación para satisfacer sus intereses personales.
De continuar la militancia priista en la permisividad de estas prácticas políticas involutivas, y de no sacudirse lastres como, los berrinches e imposiciones de Laura Torres, así como del incompetente Alejandro Cabrera, su organismo político pasara del tercer sitio en el que quedo después del siete de junio, al último lugar del ranking político electoral en el 2016.
El tiempo no lo dirá.
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