sábado, 20 de agosto de 2016

Es, para...

Por Teresa Gurza
Tropezándose nuevamente con la misma e ilegal piedra el presidente Peña Nieto en entrevista con el periodista Joaquín López Dóriga, se obstinó en negar responsabilidad propia o conyugal en el asunto de ese departamento de Miami, propiedad del empresario  Ricardo Pierdant y que se afirma usa su esposa Angélica Rivera; y sobre la baja aprobación de su gobierno en las encuestas, advirtió que no llegó a la presidencia para sacarse “una medalla de popularidad”.

Creo que está equivocado, porque la popularidad es un reconocimiento a lo bien hecho; y si estuviera gobernando como debiera, la medalla y la aprobación le llegarían en automático.
Y ya que hablamos de medallas y dado que estamos en temporada de Juegos Olímpicos, hay otros políticos que además de Peña Nieto podrían competir esta semana, por la Medalla a la declaración más engañosa.
Méritos suficientes para subir a lo alto del podio, tiene Andrés Manuel López Obrador; quien en sus confesados ingresos, que aun no siendo verdaderos son mucho muy superiores a los que reciben los ciudadanos que dice representar, olvidó mencionar entre sus riquezas ese rancho La Chingada, del que tanto gustaba presumir.
Y más que raro resulta que haya pasado ahora, de juez severo de todo acto de gobierno con excepción del suyo y de gozador anticipado del anunciado encarcelamiento de corruptos, a perdonador de pecados ajenos; y con su anticipada y no pedida amnistía, parece empeñado en convertirse en un San Pedro terrenal; que de un plumazo y sin contrición previa, borra los actos malos y sus consecuencias.
En contraste, el obispo de Morelos Ramón Castro, se vistió de valientito declarando: “Aunque eso, me lleve a la cárcel seguiré escuchando a los morelenses”.
“Eso”, es prestar las instalaciones de la Catedral de Cuernavaca que están bajo su custodia, al Frente Amplio Morelense (FAM); integrado por unas cien organizaciones de todos tamaños y variados prestigios, que reclaman la caída del gobernador Graco Ramírez; y que se reunieron ahí, para organizar los paros de transporte, cierres de comercios y tomas de casetas y carreteras, que hubo esta semana en la entidad.
El obispo Castro, está enojado por la despenalización del aborto y la autorización del matrimonio entre personas del mismo sexo; pero como su molestia no le alcanza para mucho, decidió juntarse con otros buscando aumentar presión y tener protagonismo; y uno de sus subalternos, el presbítero Oscar López Robles, en las misas de este domingo en Cocoyoc pidió a los fieles desde el púlpito, unirse en la paralización del estado.
Y frente a un Peña Nieto que no se atreve a cuestionar a Trump, tendríamos que inventar una "medalla a la insolencia" para dársela a Roberta Jacobson, embajadora de EU; que metiéndose en lo que no le corresponde, dijo delante de varios senadores que no chistaron “Ya basta de corrupción en México”.

Dignas por lo menos de un bronce, son las declaraciones del Secretario de Desarrollo Social José Antonio Meade; funcionario dilapidador de recursos públicos en costosas autopromociones que nada benefician a los compatriotas pobres, se quejó de que tienen “mala leche” los ganaderos del norte del país que lo acusan, precisamente, de importar leche mala a precios altos.
Otro excelente candidato al medallero, es Alfredo Castillo; amigo del mero mero y por eso ex de muchos cargos de los que salió mal parado. Actual director de la Comisión Nacional del Deporte, Castillo dedicó el tiempo libre que le dejó su luna de miel en Río de Janeiro, a inventar pretextos para justificar la falta de medallas: “ni significan nada, ni miden el éxito en los deportes”, dijo y añadió que México no las obtuvo, “por culpa de los jueces” y por su negativa a regalar a la federación brasileña, 15 millones de dólares.
Pero como la CONADE recibe dos mil 800 millones de pesos anuales y se pudo ver claramente que no fueron gastados para apoyar a los atletas o comprarles lo adecuado, los senadores lo citaron para que entregue cuentas.
En fin, los juegos son oportunidad para que los países luzcan sus avances deportivos y como bien dice el investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Sergio Varela, “representan competencia, disciplina y autocontrol… y el principal objetivo de las grandes potencias, es ganar muchas medallas de oro para demostrar su poderío económico”.
Espero que nuestro poderío económico y medallero haya logrado por lo menos impresionar en Río, al mosquito del Zika; y nadie regrese infectado.

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